En un mundo antiguo, donde todo estaba en blanco y negro, de repente apareció una pareja del mundo moderno, vestida en vibrantes tonos de verde, con sus rostros rosados brillando en contraste. Era como si hubieran traído consigo el color a una realidad que no lo conocía.
Marta (desconcertada): ¿Dónde estamos? Esto no tiene ningún sentido.
Marcos (mirando a su alrededor): No lo sé… quizás deberíamos hablar con esa pareja descolorida que está ahí.
Marta miró con desconfianza.
Marta: ¿Y si son peligrosos?
Marcos: No lo sabremos hasta que nos acerquemos.

Con cautela, se aproximaron a la pareja sin color. Cuando Marta y Marcos les tocaron los hombros, algo inesperado sucedió: el gris comenzó a desvanecerse, y los colores vibrantes de Marta y Marcos comenzaron a pintar a la pareja descolorida, transformándolos.
Martina (alarmada): ¡¿Qué nos hicieron?!
Marcos (confundido): No lo sé, solo los tocamos.
Martin (asustado): ¡Devuélvannos a como éramos antes! No podemos quedarnos así. Si nos dejan así, tendremos que marcharnos de este lugar.
Marta (serena): No podemos. Ustedes deben adaptarse a este nuevo mundo de colores. Es tiempo de evolucionar, de dejar que sus almas pinten sus corazones.
Marcos, pensativo, intervino.
Marcos: Tengo una idea… ¿Y si tocamos a todos los demás también? Así todos evolucionan y el problema desaparece.
Los cuatro intercambiaron una mirada de comprensión. Y así, comenzaron a tocar a cada persona descolorida que encontraban, hasta que el mundo entero, antes gris y sombrío, se llenó de vida y color.
