Cuenta la leyenda que en un bosque había un lobo que andaba sin manada, rezando a su dios para que, finalmente, encontrara una manada a la que unirse. Sabía que no sería fácil. También le pidió a su dios encontrar el amor, porque toda su vida había estado solo.

La leyenda dice que cuando su dios le concedió todo lo que había pedido, el lobo se asustó. Nunca había experimentado el amor y esto lo hizo sentirse agobiado. Sin embargo, se dice que el lobo solitario superó todos sus obstáculos y descubrió que podía ser amado. Ya no estaba solo; encontró el amor, formó una familia y tenía su propia manada, llena de amor y paz.
